Partido que se complicó más de lo previsto pero que los chicos del Montecarlo supieron sacar adelante con casta y coraje, además de algunos breves momentos de buen juego al inicio del encuentro. Pesaron las bajas con las que contamos, otros 3 jugadores, la actuación del colegiado con un exceso de celo que impedía el desarrollo de un juego fluido, y la propia ansiedad de algunos jugadores que, ante el más mínimo revés, se aceleran y se olvidan de jugar al fútbol como saben.
Comenzó el partido y lo hizo con un Montecarlo brillante, moviendo el balón con criterio y llegando a la portería rival con facilidad, generando varias buenas ocasiones de gol antes del regalo en forma de pase, que un defensa visitante hizo para que consiguiéramos el 1-0 antes del minuto 10 de la primera mitad. El banquillo visitante se movió en la zona del centro del campo y eso hizo que el juego se equilibrase un tanto, sin llegadas clara a ninguna de las 2 áreas, aunque la sensación de mayor peligro seguía transmitiéndola el equipo local. Pero sobre el minuto 20, una jugada en la que sólo el colegiado vio falta, significó el empate a 1, tras una magnífica ejecución de la misma. A partir de ese momento, a los locales le entró la prisa y el juego perdió la fluidez que tenía hasta ese momento. Por su parte el Miralbueno no creó ninguna ocasión de peligro al margen del gol.
En la segunda mitad continuó el dominio de los de torrero, que empujaban y empujaban sin mucha cabeza, pero fueron llegando las ocasiones; se desaprovecharon varias ante el portero visitante y el gol parecía no querer llegar. Hasta que llegó una jugada clave para el desarrollo del encuentro; sobre el minuto 20 de esta segunda mitad se escapaba sólo hacia el portero el delantero local que fue agarrado de forma ostensible y reiterada por el último defensor del Miralbueno, señalando el colegiado la correspondiente falta y sancionando al infractor con tarjeta roja directa. Con 10 jugadores tendría que defenderse el Miralbueno los minutos que aún restaban, pero no pudo conseguirlo porque 5 minutos más tarde, en una de las pocas ocasiones en las que la delantera local no caía en fuera de juego, llegó el 2-1 que a la postre sería definitivo. Aún llegó en alguna ocasión el Montecarlo con peligro ante la meta visitante, pero los nervios llegarían cuando en el último minuto, los visitantes dispusieron de una falta directa al borde del área que se marcharía fuera por poco.
Victoria justa del Montecarlo que sufrió para sacar adelante un partido ante un rival bien armado en defensa que apenas inquietó la meta rojilla más que en un par de lanzamientos de falta directa.
La puyita de alasan: Casi nada de lo que voy a comentar es nuevo, y son males que se repiten en el equipo desde el inicio de temporada. No puede ser que se pierdan los nervios con tanta facilidad ante una decisión arbitral, sea errónea o no, y que eso determine que intentemos hacer la guerra cada uno por su cuenta. El juego de conjunto de los primeros minutos, con continuos apoyos y llevando el balón de banda a banda, se transformó en un toque de arrebato donde algunos pretendían terminar de forma rápida cada jugada; señores, que nos empatan en el minuto 20, con todo un mundo por delante. Esa precipitación nos lleva a perder el sitio con demasiada facilidad, a jugar de manera excesivamente directa, a caer de forma reiterada en fueras de juego. Hay que ser verdaderamente reiterativos en hacer comprender a los chicos que no por ir más deprisa se llega antes, que la mayoría de las veces se llega más lejos dando dos pases hacia atrás que uno directo sin sentido, que hay que dosificar el esfuerzo y tener cambio de marchas, no siempre hay que ir en sexta velocidad y muchos momentos del encuentro requieren más pausa, que sólo con la correcta ocupación del espacio ya se está dominando, sin perder el sitio y no es necesario acumular más gente en el ataque para ser más ofensivo. La semana anterior, por las circunstancias del rival y del campo, apelábamos al coraje, a la garra y al esfuerzo, porque poco más se podía hacer en ese patatar, pero no es el caso de este partido, quedaba tiempo de sobras para intentar jugar al fútbol un poco más. Es verdad que el equipo estaba mermado por las bajas, pero no es menos cierto que la mayor merma se produce cuando perdemos el norte y convertimos en pelea individual un deporte de equipo como es el fútbol.
